PROCRASTINAR.



PROCRASTINAR



¿Qué es procrastinar?

La procrastinación es el hábito de demorar nuestros compromisos se manifiesta de forma irracional generando estrés y frustraciones.



¿En qué consiste procrastinar?

Procrastinamos porque estamos divididos, en nuestro cerebro racional y nuestro cerebro instintivo.

Cerebro Instintivo:
Es rápido, enérgico y visceral que solo piensa en el ahora, que quiere las cosas ahora y al que no le importa el mañana.

Cerebro Racional:
Es el reflexivo, el que piensa y analiza y le cuesta actuar, es más lento y más prudente, sabe a dónde quiere llegar y piensa en el futuro.

La procrastinación es el resultado de la lucha entre cerebro emocional y el cerebro racional.

Existen diferentes tipos de procrastinación y estos dependen del factor que mayor peso tenga en cada persona.

Cuando procrastinamos caemos en un círculo entre ansiedad y culpa que genera más ansiedad.


Sin darnos cuenta, estas son las etapas en las que podemos caer:

  • Primera etapaPercibir ansiedad o incomodidad frente a esa actividad que, “hay qué hacer”.
  • Segunda etapaComo reacción lógica, el cerebro busca aliviar esa sensación con alguna otra tarea. Por eso, puede que nos volvamos sumamente productivos en otras actividades que no son prioridad en ese momento.
  • Tercera etapa: El cerebro almacena esa actividad que “hay qué hacer” , como dolorosa y busca más distracciones o alguna razón lógica que explique por qué aplazamos esa actividad en un principio y en ese momento aparecen todas las excusas reconfortantes, por ejemplo: “mañana será otro día”, “era muy importante contestar ese correo”, “x era inevitable”, entre muchas más.

Y cuando vuelves a recordar esa tarea o actividad pendiente que procrastinaste en un inicio, genera culpa o remordimiento y se vuelve al punto de partida…

Consecuencias de procrastinar.


Además del estrés y culpabilidad que conlleva el procrastinar, estas son otras consecuencias de posponer lo que se requiere hacer:

  • “Quedar mal” con compañeros de trabajo, amigos y/o familia.
  • La pérdida de ambición de tener éxito o lograr metas importantes.
  • No tener los resultados esperados o el choque de expectativas.
  • Puede amenazar el bienestar si se trata de una tarea relacionada con la salud.

Puede afectar tu autoestima y estado de ánimo y al volverlo hábito afecta otros aspectos importantes de nuestras vidas.



Posibles razones del porqué:

  • Por qué la actividad no es un hábito:

Una de las razones más importantes por las que las personas posponen las cosas es porque una tarea entra en conflicto con los hábitos establecidos. Cuando se intenta hacer algo que no forma parte de la rutina diaria, toma cierto esfuerzo para poder completarlo. Esto sucede si la tarea no es del todo agradable.

  • Queremos tener una recompensa instantánea:

No tenemos consecuencias negativas inmediatas por el momento todo está bien. Por ejemplo: Descansar en el sofá es más cómodo en este momento que salir a hacer ejercicio. Revisar el celular es más fácil ahora, que hacer ese proyecto que has estado posponiendo. Comer pastel de chocolate es más sabroso ahora, que comer la ensalada de verduras que te prometiste.

  • Sobre-estimamos nuestra productividad futura:

Pensamos que está bien posponer las cosas, porque vamos a hacerlo más tarde, sin ninguna excusa. Creemos ciegamente que el momento perfecto será después, no ahora.
Pero cuando llega ese futuro seguimos sin poder acabar, o peor aún sin lograr empezar.

  • Nuestras expectativas no empatan con la realidad:

Muchas veces pensamos que la actividad será muy fácil y al empezar nos damos cuenta de que no es así, lo que genera una resistencia para continuar. Y al revés, a veces tenemos la expectativa de que una tarea es muy compleja y requiere de mucho esfuerzo y, por eso aparece esa resistencia antes de empezar.

  • Tenemos miedo:

El miedo a fracasar nos paraliza y nos hace dejar para luego una tarea o actividad importante, para así evitar un posible fracaso en el futuro. Aunque suene extraño, algunas personas también le tienen miedo al éxito, inconscientemente piensan que triunfar de alguna forma les llevará a asumir más tareas y tener más responsabilidades que no desean tener.



Estrategias para dejar de hacerlo:

Una regla que seguir.

Si no estás trabajando en esa tarea importante, que sabes que requieres hacer entonces tienes que CONGELARTE.

Cuando procrastinamos, en realidad no es que dejemos de trabajar en algo. Lo que realmente ocurre es que nos volvemos sumamente productivos en otras tareas que no son importantes en ese momento.

Si no estás trabajando en esa actividad, entonces no puedes hacer absolutamente nada más. 

Si tu mente quiere irse a las nubes por un momento y no es posible avanzar o empezar con esa tarea, está bien. Pero NO hagas nada más en su lugar.

Parece que es una pérdida de tiempo, porque no estás haciendo absolutamente nada, pero en realidad es un entrenamiento para tu cerebro.


1. Crear urgencia:
La estrategia es simplemente convertir esa actividad importante en algo urgente para así tomar acción.
Esto funciona porque existe la procrastinación: pasiva y activa.

La procrastinación pasiva es aquella que todos conocemos: sabes que tienes que hacer ejercicio, pero lo pospones todo el día.


En cambio, la procrastinación activa es “a propósito”. Sabes que cuando no tienes más remedio y la fecha límite está muy cerca, terminas por ser extremadamente productivo. Muchas personas logran trabajar mejor y con más enfoque bajo presión.
Se trata de crear la urgencia necesaria para actuar.

2. Recompensas saludables:

La idea es encontrar una actividad que se disfrute y que sea saludable para “espolvorear” sobre esa actividad aburrida.
Si no es posible ponerle una “espolvoreada” a la actividad, entonces hay que pensar en una recompensa saludable al llegar a esa meta marcada.

3. Ampliar el panorama:

Es muy común procrastinar cuando una actividad porque no genera un beneficio inmediato y el futuro aún es muy lejano.
La solución es encontrar la forma de tener una perspectiva más amplia, ver esas tareas “no importantes” con la lente de una imagen más grande.

4. Dividir e ir por pasos:

Se trata de dividir esa actividad que pospones en algo tan fácil que cualquier otra actividad con la que decidas procrastinar se vea más compleja.
Una forma de hacerlo es crear una lista con pasos pequeños y muy específicos, y comenzar con el primer paso.

5. Iniciar por lo “Complicado”:

Empieza el día terminando la tarea que menos te motiva para así olvidarte de ella y seguir el día con otras cosas que más disfrutas.

6. Diálogo interno:

Las frases como “Tengo que” o “debo de” implican presión, estrés, ansiedad y promueven el auto-sabotaje.
Sirve replantear el diálogo interno, diciendo “Yo decido” o “yo elijo”. Esta forma implica que tienes el control y apoya a esquivar la procrastinación.

7. Claridad mental:

Muchas personas procrastinan porque no tienen claro qué es lo que hay que hacer exactamente.
El esfuerzo de pensar cómo empezar, se convierte en algo incómodo y tedioso que el cerebro prefiere evitar. Escribir lo que se requiere hacer de forma específica o los pasos a seguir brinda claridad mental.

8. Planeación realista:

En ocasiones procrastinamos porque el día está muy saturado, eso genera estrés, ansiedad y agobio, se vuelve difícil identificar las actividades y tareas importantes, y es más probable que terminar posponiendo actividades.

Se puede comenzar por planear de forma realista, escribir las tareas o pendientes de atrás hacia adelante.

Por ejemplo: Empezar por la hora en la que quiero dejar de trabajar y por lo tanto en la última tarea que estaré realizando en el día, a partir de ahí rellenar de forma más realista el resto de tareas que hay que hacer, hasta terminar por la primera y más importante tarea.

También se puede planear según los niveles de energía y atención, enfrentar las tareas más difíciles en los mejores momentos, como la mañana, la tarde o la noche.

9. No buscar perfección:

Buscar la perfección en exceso .

De forma inconsciente, la idea de no lograr terminar una tarea o actividad de forma perfecta o tener resultados perfectos, genera miedo y una falta de confianza. De alguna forma, se puede caer en posponer el momento de empezar o de terminar, por estar convencido de que no hay manera de cumplir con lo altos estándares que hemos establecido para nosotros mismos.

Esto significa que hay que esforzarse sin disminuir los estándares personales, pero, sobre todo, invertir el tiempo de forma inteligente para lograr resultados lo suficientemente buenos, resultados que tengan espacio para seguir mejorando.




En conclusión, la procrastinación es un fenómeno complejo pues hay muchos factores implicados y podemos vernos constantemente sumidos en una lucha interna entre el deseo y el deber, que en ocasiones puede llevar a sabotearnos, sin embargo, es importante saber reconocer si tenemos esta tendencia a procrastinar y comenzar a hacer algo al respecto.

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